Asuntos Públicos

COP26: un hito en la lucha contra el cambio climático y una oportunidad para el sector privado

26 de octubre de 2021 Por Daniel Mrad

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Una de las principales conclusiones del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, es que los cambios en el clima son rápidos, intensos y sin precedentes; y más importante aún que el ser humano es su responsable. Esto se constituye como un llamado de atención contundente para tomar acción y limitar los devastadores efectos del cambio climático en el mundo.

El informe estima que actualmente la temperatura de la tierra ha aumentado 1,1ºC (con respecto a niveles preindustriales), muy cerca del límite fijado de 1,5ºC para enfrenarnos a extremos climáticos más intensos y frecuentes; es precisamente aquí donde el Acuerdo de París y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) serán fundamentales.

Si bien el Acuerdo de París -un hito en la lucha contra el cambio climático- fijó como objetivo evitar que la temperatura global supere los 2ºC, y preferiblemente los 1,5ºC, estimaciones de Naciones Unidas señalan que la limitación a 1,5ºC supondría que 420 millones de personas estuvieran menos expuestas a fuertes olas de calor. Aún a tiempo de alcanzar este objetivo, la COP26 que se celebrará Glasgow en noviembre de este año podría ser clave para lograrlo.

En esta nueva versión de la COP, aplazada en 2020 debido a la pandemia, se deben evaluar los avances colectivos e individuales en la implementación del Acuerdo (revisión a realizarse cada cinco años según establece el tratado) y se deben acordar nuevas acciones para alcanzar sus metas. En este sentido, la COP26 viene con importantes retos que podrán suponer un punto de inflexión en la lucha contra el cambio climático: mantener vivo el objetivo de 1,5ºC; poner una fecha final al uso de carbón sin tecnología de captura y almacenamiento, proporcionar US$ 100.000 millones de financiación  anual para políticas sobre el clima, lograr que todos los autos nuevos que se vendan en un período de 14 a 19 años sean de cero emisiones, terminar con la deforestación para el final de la década y reducir las emisiones de metano entre otras; según señalaba Alok Sharma, miembro del Parlamento británico y presidente de la COP26.

Pero la promesa de un futuro sostenible fijado en el Acuerdo de Paris, la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible no depende únicamente de los Estados; sino que requiere de un compromiso conjunto entre la academia, la sociedad, y sin lugar a duda un rol protagonista del sector privado.

El compromiso por la sostenibilidad ha permeado todos los ámbitos de la economía, y cada día incide con mayor fuerza en las operaciones de las empresas a nivel mundial, no solo por las nuevas obligaciones regulatorias, sino por las nuevas demandas de inversiones, así como las exigencias de la sociedad civil y los consumidores. Estas exigencias vienen de la mano de nuevas medidas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG/ “ESG” por sus siglas en inglés), consideradas como parte integral del desarrollo social, económico y financiero de las empresas con un peso particularmente importante en zonas como la Unión Europea.

En este sentido, las crecientes exigencias al sector privado para integrar la sostenibilidad al núcleo de sus negocios se constituyen como una oportunidad reputacional y financiera, y es que son precisamente los criterios de ESG los que están fijando las pautas a la hora de invertir. Es decir; la sostenibilidad no solo genera una mejor reputación interna (de cada a empleados) y externa (de cara a clientes, proveedores, terceros), sino que también ofrece un mayor acceso al capital, posicionando a las compañías como más rentables. De hecho, las inversiones en ESG se aproximan a alcanzar un nuevo récord de entradas, acumulando más de US$ 21.000 millones en el primer trimestre de 2021 (en 2020 alcanzaron más de 51.000 millones de dólares en el año).

Ahora bien, con los avances que deberá dar la COP26 respecto a la implementación del Acuerdo de Paris, el aumento en la regulación para integrar la sostenibilidad en el núcleo de las empresas y las crecientes demandas sociales en este sentido, las compañías se encuentran ante una oportunidad única para posicionarse como aliadas estratégicas en el cumplimiento de las nuevas metas medioambientales que se fijarán en este nueva Conferencia.

No en vano, el ultimo Objetivo de Desarrollo Sostenible (17) requiere de alianzas revitalizadas para lograr el desarrollo sostenible integral. Esto supone un incentivo para seguir capitalizando la sostenibilidad y transformarla en mayores beneficios económico y reputacionales, así como en apuestas que involucren dentro de su cadena de valor la protección medioambiental y la inclusión social. La sostenibilidad pasó de ser una coletilla a convertirse en un nuevo referente para transitar hacia modelos productivos más rentables y resilientes, y sólo aquellas compañías que se adapten a esta nueva realidad estarán destinadas al éxito.

Daniel Mrad

Associate

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