Sostenibilidad

¿Cómo pueden las empresas gestionar sus impactos y abordar las nuevas tendencias en derechos humanos?

6 de junio de 2023 Por Marina Palomino Bravo

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Poco más de un año después de que la Comisión Europea presentara su propuesta, el pasado 1 de junio el Parlamento daba luz verde al proyecto de Directiva sobre debida diligencia en derechos humanos y medio ambiente. Esta legislación busca integrar la debida diligencia en la gestión empresarial, abordando problemas como la esclavitud, la explotación laboral, la contaminación, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad. A partir de ahora comienza el periodo de negociaciones con los Estados Miembros sobre el texto final de la legislación, a través de la cual las empresas quedarían obligadas a responsabilizarse de los daños sociales y ambientales que causen.

Este es un paso histórico. Si recordamos, hace más de 70 años que se adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y aunque continúa siendo el documento de referencia internacional sobre los derechos básicos, el contexto que nos rodea es totalmente distinto. Además, supone un paso hacia la obligatoriedad en la responsabilidad de las empresas ante sus impactos en los derechos humanos, frente al carácter voluntario de los Principios Rectores en Derecho humanos y empresa de Naciones Unidas.

Un mundo caracterizado por los conflictos geopolíticos, la desigualdad socioeconómica, el cambio climático o la transformación digital, sumado al creciente poder de los agentes privados, está impulsando la necesidad de abordar los derechos humanos desde una perspectiva renovada, que como no podía ser de otra forma, se extiende al mundo empresarial.

Desde KREAB hemos publicado el informe “Tendencias en Derechos Humanos Emergentes y Empresa para dar a conocer una visión actualizada de los derechos humanos que las empresas deben considerar en sus procesos de debida diligencia, así como las buenas prácticas que ya se están desarrollando para garantizar la sostenibilidad y prepararse para futuros desafíos normativos.

¡Aquí te presentamos algunas ideas clave!

  • Resultado de la acelerada transformación tecnológica surgen los derechos digitales para garantizar el acceso y la correcta utilización de los medios digitales, especialmente en materia de protección de datos.
  • La gestión de la diversidad, la equidad y la inclusión ante colectivos cada vez más diversos requiere que las empresas ofrezcan un diseño inclusivo de productos y servicios para construir sociedades más justas y accesibles para todas las personas.
  • La salud de los grupos de interés es una cuestión cada vez más presente en las agendas de empresas y gobiernos, desde una perspectiva de salud mental y bienestar de los profesionales y consumidores, pero también del medio ambiente. Naciones Unidas reconoce desde julio de 2022 el derecho a un medio ambiente sano, poniendo de manifiesto así la vinculación tan fuerte que existe entre la salud del planeta y la salud humana.
  • Más allá del género, existen otros factores que están promoviendo las desigualdades salariales, como la diferencia entre los salarios de altos directivos y empleados. Los debates sobre desigualdad salarial están cada vez más relacionados al derecho a un salario digno.

La gestión de los riesgos e impactos en los derechos humanos a través de procedimientos de debida diligencia se está convirtiendo en una parte integral de las estrategias de sostenibilidad de las empresas, ya sea por convicción propia o como respuesta a la presión de los reguladores, los mercados financieros y los clientes, consumidores y sociedad en general.

Pero es importante entender que vivimos en un entorno cambiante que hace necesario abordar los derechos humanos como lo que son, inherentes a cada uno de nosotros en cualquier contexto y condición. Esto implica realizar un ejercicio de relectura continua para asegurar que se protegen los derechos de los diferentes colectivos de cara a los nuevos retos que van surgiendo. Y no solo desde un punto de vista ético, sino también en términos de desarrollo económico y social, así como su relación con los impactos ambientales.

Por Marina Palomino Bravo

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