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Sostenibilidad, desestacionalización y renovación: los grandes retos para la recuperación del turismo en España

27 de septiembre de 2021 Por Alejandra Ruiz

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Si hay un sector que la pandemia del Covid-19 ha agitado desde los cimientos es el turismo. Aerolíneas con flotas paradas, hoteles cerrados, restaurantes y ocio en suspenso… Según datos de la UNCTAD y la OMT, la caída del turismo internacional podría causar una pérdida de hasta 4 billones de dólares en el PIB global en el conjunto de 2020 y 2021, dado que el impacto se extiende a otros sectores estrechamente vinculados a esta actividad.

Los primeros meses de la pandemia fueron estremecedores y, aunque hemos ido recuperando parcialmente la normalidad, el sector turístico vive en constante incertidumbre ante los retos que plantea una nueva etapa en la que los cambios incesantes a las restricciones de viaje han mermado la confianza del consumidor. Además, la incertidumbre o la desigualdad en el acceso a vacunas en países menos desarrollados influyen en las decisiones de movilidad y ocio de las personas.

Mientras, los rescates nacionales a grandes actores del sector -como las aerolíneas de bandera europeas- se suceden para salvaguardar una industria que opera con márgenes muy pequeños, y en la que pocas compañías cuentan con la liquidez necesaria para aguantar el temporal de la pandemia.

PEQUEÑOS PERO FIRMES PASOS HACIA LA RECUPERACIÓN

Sin embargo, a medida que los programas de vacunación avanzan, el sector respira cierto optimismo. Es pronto para hablar de recuperación, pero es inevitable celebrar el moderado repunte de este verano en el movimiento de turistas internacionales, que en España ha visto un aumento de hasta el 172% en agosto con respecto al año anterior. La cifra todavía representa algo menos del 50% de los niveles pre-pandemia. Acciones como la adopción in extremis del Certificado Covid Digital de la UE – disponible desde julio – fueron clave para esta reactivación.

Sin duda, el turismo doméstico ha sido la salvación del sector en 2021, tanto para países con climas privilegiados como el español, como para aquellos que cuentan con un producto diferente pero que han tenido que sacar pecho y orgullo nacional para estimular las llamadas staycations. Gobiernos como el de Reino Unido o Irlanda se volcaron para proteger su entonces envidiable nivel de vacunación en el caso del primero, o su sistema sanitario en el segundo, haciendo un llamamiento a evitar cualquier viaje internacional que no fuera imprescindible (impactando, por otro lado, en mercados históricamente receptores de estas nacionalidades).

El turismo nacional – que en España se movió a niveles pre-Covid – y el moderado repunte de turistas internacionales ha permitido mantener a flote al sector. Ahora, con un invierno incierto en el horizonte, la llegada de visitantes extranjeros es imprescindible. Así lo están demostrando los destinos como Andalucía, Cataluña las Islas Canarias, Baleares o la Comunidad Valenciana, con incesantes campañas de promoción con el foco en la seguridad y la prolongación de la temporada turística como principales reclamos.

LOS RETOS

Los retos no son pocos en este Día Internacional del Turismo. A nivel global, la industria turística tiene aún camino por recorrer para recuperar ese ansia de viajar que nos ha caracterizado en las últimas décadas, cuando las aerolíneas low cost liberalizaron el mercado aéreo europeo e hicieron del turismo internacional un lujo al alcance de todos, además de una oportunidad para las economías de muchas regiones que antes apenas situábamos en el mapa.

La recuperación llegará antes de lo que muchos situaban tan lejos como el 2024 pero, para ello, es necesaria la colaboración de los gobiernos, la garantía de un uso coherente y eficiente de los fondos europeos y un esfuerzo público-privado sin precedentes.

  1. Renovación para mantener el liderazgo e impulsar el aumento del gasto

España estaba tocando techo con un modelo basado en la saturación que empezaba a impactar en los ciudadanos, el entorno urbano y el medio ambiente. Barcelona o las Islas Baleares vivieron este escenario muy de cerca. Vivimos en una era en la que ya no premia el “todo vale”. El consumidor cada vez es más exigente, el planeta sufre y las economías se resienten ante estos cambios.

Mientras reconstruimos esa confianza en el consumidor, productos turísticos líderes como el español deben garantizar una transformación y renovación que les permita mantener el liderazgo del que gozaban antes de la pandemia y que además impulse un mayor gasto promedio del turista. En este sentido, aspectos como la digitalización jugarán un papel clave.

  1. Desestacionalizar para desmasificar

La temporada alta seguirá atrayendo el grueso de turistas anuales, pero España tiene una oferta muy atractiva para captar y extender las visitas desde primavera y hasta bien entrado el otoño, e incluso adaptar la oferta a los meses más fríos. La desestacionalización se presenta como uno de los principales retos para impulsar esa recuperación y establecer patrones que, en el futuro, permitan desmasificar los destinos en los meses más altos de verano.

  1. Sostenibilidad como eje para el crecimiento

La renovación y desestacionalización deben pivotar alrededor de la sostenibilidad como clave para que el crecimiento siga siendo posible. Sólo con esta premisa los destinos podrán mantener su liderazgo, y ello pasa por impulsar medidas como la protección del medioambiente, el fortalecimiento de las condiciones de empleo, la integración de la población local en la estrategia, la preservación de la cultura o la garantía de un reparto equitativo de la riqueza generada por esta actividad.

La sostenibilidad es además un movimiento imparable a día de hoy, con las nuevas generaciones cada vez más implicadas y la emergencia de figuras tan mediáticas como Greta Thunberg.

España tiene un producto privilegiado cuya explotación suponía el 12,4% del PIB antes de que el Covid-19 llegara a nuestras vidas, y nos demostrara que no existen certezas. Lo vivido durante este año y medio nos hace reflexionar sobre la dependencia que el país tiene en la industria turística. Este proceso de recuperación debe ser un momento de reflexión y planificación para construir el producto que España quiere ser cuando pueda sobrepasar los más de 83 millones de personas que nos visitaron en 2019, posicionándonos en segundo lugar a nivel mundial.

La sostenibilidad, la desestacionalización y la renovación serán factores fundamentales para impulsar en España un producto que lo tiene todo para llegar a ser número uno.

Alejandra Ruiz

Directora

Public & Brand Awareness

Por Alejandra Ruiz

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