Salvar la humanidad: Multilateralismo o destrucción
2 de diciembre de 2021 Por Francisco Ortín
Necesitamos estrategias globales para responder a problemas globales. Pese a ello, los núcleos políticos de toma de decisiones cada vez presentan posturas más divergentes.
Las decisiones que tomemos en los próximos años marcarán el desarrollo de los acontecimientos de las próximas décadas. Encontrar una respuesta común para salvar el holoceno -si es que todavía es posible- y para resolver los retos sociales de la actualidad requieren una acción multilateral a nivel global. Pese a todo, el paradigma de las relaciones internacionales está cambiando.
Específicamente, los núcleos de toma de decisiones están desplazándose: de los gobiernos a las corporaciones, del mundo rural al mundo urbano, de grupos liderados por hombres occidentales de mediana edad a grupos diversos, de estructuras sociales piramidales lideradas por una cúpula reducida a estructuras horizontales e, incluso, de humanos a máquinas. Estos son algunos de los ejemplos que Alberto Muelas mencionaba en el Kreab Lab Sustainability realizado junto a IE University.
Centrándonos en el ámbito político, se está viviendo un cambio de paradigma en el que el eje de toma de decisiones se está trasladando desde el Atlántico hacia el Pacífico. Es curioso ver que la riqueza que concentran los 20 países más grandes en términos económicos sobre el total apenas ha variado en los últimos 25 años, pues tanto en 1996 como en la actualidad suponen el 80% del PIB global. Sin embargo, la composición de este top 20 ha cambiado drásticamente: el peso del G7 sobre la economía global ha caído doce puntos básicos mientras que China ha ganado diez, y todos los países europeos han bajado puestos en la clasificación en favor de que países como India o Corea del Sur.
Esto evidencia que no se trata únicamente de una pérdida de poder global por parte de Occidente, sino de una transferencia hacia los países orientales.
Nuevos invitados en la mesa con nuevos retos por resolver
Los países que tradicionalmente se ocupaban de la toma de decisiones a nivel global tenían algunas discrepancias, pero sobre todo aspectos comunes. Actualmente, las decisiones deben de ser tomadas por países que tienen algunos aspectos en común, pero sobre todo discrepancias. Esto es lo que revela un análisis de las dimensiones culturales de Hofstede, en el que puede evidenciarse que los perfiles culturales de los países europeos y norteamericanos presentaban más similitudes entre sí que con respecto a las nuevas potencias asiáticas. A modo de ejemplo, China y Estados Unidos presentan posiciones diametralmente opuestas en términos de distancia al poder e individualismo.
Estas diferencias no reflejan necesariamente que una sociedad sea mejor o peor que otra, sino que ilustra su heterogeneidad en cuanto a puntos de vista.
Dimensiones de Hofstede
Top 5 países por PIB y España, Hofstede Insights
Cuando las instituciones internacionales se diseñaron en el siglo XX, la similitud entre los actores protagonistas aseguró el éxito del multilateralismo y la cooperación para la consecución de un crecimiento económico sin precedentes. Ahora, los nuevos protagonistas reclaman planteamientos alternativos a la doctrina tradicional para reflejar sus puntos de vista.
De la misma manera, la necesidad de actuar de manera rápida y efectiva para limitar el calentamiento global ha puesto el foco de mira en el cambio climático. La crisis sanitaria también ha evidenciado las desigualdades globales, como muestran los diferentes ritmos de vacunación entre regiones. Como consecuencia, el crecimiento económico está dejando de acaparar las negociaciones globales, dando paso a otros aspectos relacionados con el bienestar de la sociedad y los límites planetarios.
Por ello, podemos afirmar que no sólo han cambiado los actores que se sientan en las mesas de negociación, sino también los puntos del orden del día a los que deben responder.
Cuando las economías se desarrollan más rápido que las democracias
Las nuevas potencias económicas no siempre presentan niveles de desarrollo democrático altos, lo que puede influenciar el proceso de toma de decisiones global.
De hecho, a partir de la media ponderada de los Indicadores Globales de Gobernanza del Banco Mundial de las principales potencias económicas, podemos observar que en los últimos 25 años ha habido un empeoramiento de la gobernanza global de entre un 39% y un 32%. La bajada es especialmente alarmante en materia de estabilidad política y voz ciudadana y rendición de cuentas.
Variación de la media ponderada de los WGI
Principales países por PIB, Banco Mundial
Por tanto, nos enfrentamos a un paradigma de las relaciones internacionales especialmente convulso. No solo encontramos más diferencias culturales entre los actores, ni retos más complejos sobre la mesa, sino que la situación debe ser afrontada con sistemas de gobernanza más frágiles.
Soluciones para la prosperidad de la humanidad
Alcanzar un escenario en el que se responde de manera positiva a los desafíos globales actuales con respuestas individuales y polarizadas parece misión imposible.
Matriz de escenarios globales
Ante esta situación, el éxito del multilateralismo se desmarca como la única alternativa posible para dar respuesta a los retos globales de la humanidad y alcanzar la prosperidad.
Que el multilateralismo funcione en un contexto de disrupción, discrepancias y presiones externas presenta grandes dificultades y requiere grandes cambios estructurales. En primer lugar, es necesario que el multilateralismo se reordene sobre tres ejes de acción:
- En las instituciones: Se espera ver una redistribución del poder dentro de instituciones como las Naciones Unidas para mejorar su eficacia.
- Entre países: Se deben reducir las desigualdades globales e incluir puntos de vista novedosos que vayan más allá del paradigma tradicional en la toma de decisiones.
- Dentro de los países: Sin democracia en casa, la democracia global y el multilateralismo no será posible.
Una vez el paradigma de las relaciones internacionales refleje de manera certera el panorama actual y haya procesos de toma de decisiones eficaces e inclusivos, se podrán articular iniciativas que fomenten el desarrollo sostenible y la prosperidad a largo plazo.