Sostenibilidad

Crisis climática: hora de actuar

4 de noviembre de 2022 Por Blanca Pérez

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Entre el 6 y el 18 de noviembre se celebra en Sharm el-Sheikh (Egipto) la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 27) bajo el lema “Juntos para la implementación”. El objetivo del encuentro es revisar y extender los acuerdos alcanzados en el Acuerdo de París de 2015.

En aquel año los líderes mundiales se comprometieron a limitar el aumento de la temperatura media del planeta a los 1,5ºC y a incrementar las medidas de adaptación a los impactos del cambio climático. Hoy, siete años más tarde, y a pesar de la ambición de los compromisos y los pasos significativos que se han dado desde entonces, los avances siguen siendo insuficientes; estamos lejos de alcanzar los objetivos. La COP 27 tiene así el propósito de poner el foco en la implementación efectiva de iniciativas y acciones con soluciones concretas que respondan de forma real a los retos del cambio climático.

Ante este momento que afrontamos, merece la pena reflexionar sobre el camino andado. Hace ya una década, John Holdren, asesor científico de Barack Obama en materia de cambio climático advirtió que la lucha contra el calentamiento global exigiría “adaptación, mitigación y sufrimiento”. La humanidad tendría que aceptar que iba a tener que enfrentarse a un poco de cada una de ellas. La proporción exacta de cada, dependería de la respuesta de nuestra sociedad.

El clima ya ha cambiado y, en el mejor de los casos, costará varias generaciones recuperar el clima que tuvimos hace 200 años. Además, debido a la concentración de gases de efectos invernadero en la atmósfera, sabemos que el clima de hoy está condenado a ser perdido dentro de pocos años. La lucha es por evitar las peores consecuencias posibles en un contexto en el que las consecuencias cada vez son más manifiestas. Datos recientes muestran que:

  • Se han encontrado evidencias científicas de cómo el cambio climático está contribuyendo a modificar las corrientes marinas.
  • Se ha registrado la máxima temperatura histórica en la Antártida, desde que existe información.
  • Ha llovido en un pico de Groenlandia por primera vez en la historia.
  • Se han encontrado evidencias científicas de que el deshielo de los polos podría estar causando cambios en la corteza terrestre.
  • Se han encontrado evidencias científicas de que el cambio climático podría estar provocando un desplazamiento en el eje de la Tierra.

Las consecuencias del cambio climático pueden ser tan profundas e imprevistas que hacen que las olas de calor, las sequías o las inundaciones, parezcan ya fenómenos cotidianos.

Por todo esto, las empresas (y los ciudadanos) deben comenzar a prepararse para hacer frente a unas consecuencias físicas del cambio climático que cada vez serán más graves y evidentes. Las actuaciones que tomen hoy las empresas contribuirán a determinar la magnitud del daño que pueda realizar el cambio climático y el nivel de resiliencia de nuestra sociedad.

Para poder prepararse adecuadamente ante los riesgos del cambio climático, lo primero es entender cuáles son esos riesgos. En España, el gobierno publicaba el año pasado un informe sobre los impactos y riesgos derivados del cambio climático en el país.

Este informe permite descartar algunos riesgos que previsiblemente no serán relevantes para España, como el cambio en los patrones del viento, para poder centrarse en aquellos con mayor probabilidad de causar un peor impacto. Entre estos riesgos destacan:

  • Inundaciones: fenómenos de meteorología extrema previsiblemente causen inundaciones más frecuentes en España. Para que estos fenómenos causen el menor daño posible será clave una adecuada planificación urbana en general y una buena calidad de infraestructuras públicas de desagüe y alcantarillado en particular. No obstante, las empresas también pueden tomar medidas para prevenir los daños asociados a este tipo de fenómenos como, por ejemplo, la selección de la ubicación para sus infraestructuras (evitar antiguos cauces de ríos) o el diseño de sus edificios (evitar la construcción por debajo del nivel de calle o la localización de los equipos clave para las operaciones en los pisos inferiores). Por otro lado, AEMET dispone de un servicio de alertas gratuito que permite anticipar una respuesta ante los fenómenos de meteorología extrema y tomar decisiones como recomendar a los profesionales que permanezcan en sus domicilios o proteger el equipo de mayor valor y con mayor riesgo.
  • Subida del nivel del mar: más allá de las inundaciones, como fenómenos transitorios vinculados a fenómenos de meteorología extrema, también serán relevantes las inundaciones asociadas al aumento del nivel del mar por el deshielo, y que podrían causar daños permanentes en regiones costeras. Ya existen páginas web que permiten observar el efecto de un determinado ascenso del nivel del mar. Resulta recomendable que, antes de elegir la ubicación para una nueva infraestructura o edificio, las empresas comprueben si es segura ante los distintos escenarios de cambio climático y el ascenso del nivel del mar.
  • Sequías: muchas industrias son fuertemente dependientes de recursos hídricos o realizan una elevada afección sobre ellos. Dado que el cambio climático previsiblemente aumente el estrés hídrico en todas las regiones, resulta conveniente saber cuál va a ser el nivel de impacto en aquellas zonas en las que opera la compañía y ver en qué medida es compatible con sus operaciones. Tener en cuenta la evolución del estrés hídrico puede prevenir la interrupción o las limitaciones en el suministro y permitirá que la empresa no contribuya a agravar el problema. WWF publicó un informe sobre el estado de los acuíferos en España y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico publica información sobre el estado de las masas de agua subterránea. Estas fuentes pueden ayudar a las compañías a tomar decisiones sobre dónde instalarse o cómo suministrarse.
  • Incendios: las sequías y la mayor probabilidad de tormentas eléctricas previsiblemente impulsarán la probabilidad de incendios. La principal consigna para evitar los daños de un incendio es evitar la cercanía a las masas forestales, pero aun así los efectos de un fuego pueden afectar indirectamente a la actividad por el corte de rutas de transporte o la interrupción del suministro. La Unión Europea publica información sobre cómo variará la probabilidad de incendio ante distintos escenarios del cambio climático.
  • Temperaturas extremas y olas de calor: según un estudio, en 30 años, Madrid podría tener un clima similar al de Marrakech. Esto significa que puntualmente las temperaturas podrían acercarse a los 50ºC. En términos más generales, las ciudades españolas tendrán un clima similar a ubicaciones situadas 500 kilómetros al sur. La pauta general es monitorizar los avisos de la AEMET a través de la web mencionada anteriormente y actuar en consecuencia. Es posible que la mayor incidencia de temperaturas extremas lleve a ciertas compañías a adaptar sus horarios de trabajo para, por ejemplo, evitar realizar trabajos a la intemperie en verano durante las horas centrales del día, como ya se hace en algunos servicios públicos de ciudades españolas.
  • Pérdida de biodiversidad: para aquellos sectores más directamente dependientes de los ecosistemas y la biodiversidad será relevante conocer su posible evolución en los próximos años. En esta línea el Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD) busca dar respuesta a la creciente necesidad de incluir a la naturaleza en las decisiones financieras y empresariales desde un enfoque de innovación abierta.

Además de las actuaciones concretas para prepararse ante los previsibles eventos asociados al cambio climático, las empresas pueden llevar a cabo otra serie de actuaciones más generales:

  • Contratar un buen seguro: el cambio climático puede incidir en las operaciones de la compañía de múltiples formas: daños en los edificios y equipos, daños personales a los profesionales de la compañía, interrupción del suministro, encarecimiento de los aprovisionamientos, o caída de la demanda. Idealmente, las compañías deben contratar aquellos seguros que incluyan entre sus coberturas las eventualidades asociadas al cambio climático y, además, estén comprometidos a no contribuir al calentamiento global a través de sus inversiones.
  • Adaptar edificios e instalaciones: dependiendo del riesgo al que esté expuesto el edificio o la instalación por su ubicación, la empresa deberá valorar acometer mejoras que le permitan estar mejor preparada para cualquier eventualidad. En términos generales, inversiones en aislamiento y climatización del edificio, instalación de fuentes de energía de autoabastecimiento (equipos electrógenos o, mejor, paneles solares), reservas energéticas (incluidas baterías eléctricas para almacenamiento de electricidad), y reservas de suministros básicos pueden ayudar a mantener las operaciones en contextos de parada casi generalizada de actividad.
  • Monitorizar la calidad del aire: una mala calidad del aire tiene una elevada incidencia sobre la salud y productividad de las personas. Aunque no se trata de un fenómeno asociado al cambio climático, está fuertemente relacionado ya que en ambos casos dependen de la emisión de gases a la atmósfera. Una elevada actividad industrial o de transporte en una región, combinado con una meteorología adversa, puede provocar el empeoramiento de la calidad del aire en una región concreta hasta niveles poco saludables. En estos contextos resulta recomendable evitar estar en el exterior y, especialmente, realizar actividades físicas al aire libre. Existen páginas web que permiten monitorizar en tiempo real la calidad del aire en distintas ciudades. Las empresas pueden utilizar estas páginas web para adaptar sus jornadas y modalidades de trabajo (remoto o presencial) a la calidad del aire en cada momento. Con una mala calidad del aire, y si la actividad de la empresa lo permite, lo mejor sería que los profesionales teletrabajaran desde sus domicilios para evitar su exposición al aire exterior y la contribución al empeoramiento de la calidad del aire con los desplazamientos en vehículos.

Por todo ello, responder al cambio climático desde un enfoque de riesgos, impactos y oportunidades permitirá a las empresas adaptar sus estrategias y responder a los retos del entorno desde la competitividad e innovación.

Blanca Pérez

Executive Associate

Sustainability & Economics

Por Blanca Pérez

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