¿Cómo afectará la crisis del coronavirus a la reputación del sistema sanitario español?

España ha superado a comienzos de abril los más de 110.000 casos confirmados de coronavirus, con más de 54.000 personas hospitalizadas, más de 26.000 recuperaciones y, al menos, 10.000 fallecimientos. En este terrible contexto, los profesionales sanitarios dan -como siempre, pero estos días de forma especialmente intensa- lo mejor de sí mismos en respuesta a esta situación. Sin embargo, la falta de medios está afectando con contundencia a la percepción que los ciudadanos tienen de nuestro Sistema Nacional de Salud.

Datos de Metroscopia publicados recientemente reflejan cómo, mientras al principio de la crisis seis de cada diez españoles creían que nuestro sistema sanitario se encontraba preparado para hacer frente a esta situación, la percepción de la opinión pública se ha dado la vuelta. En este momento, el 65% cree  que no lo está por la falta de recursos adecuados. Esta carencia de medios la advierten casi 8 de cada 10 encuestados. Antes de la declaración del estado de alarma, un 61% creía, sin embargo, que el sistema de salud sí estaba preparado frente a la pandemia. Según los datos facilitados por Metroscopia, la confianza en el sistema ha caído a la mitad en todos los grupos de edad en el último mes, del 69% de febrero al 34% actual.

Otros datos, como los aportados por Sociométrica a El Español el 2 de abril, constatan que se ha abierto una brecha entre la valoración de los ciudadanos de los profesionales del sistema, a los que puntúan de forma muy alta con un 9,4, y la de los responsables políticos, que (a excepción de los alcaldes) quedan en todos los casos por debajo del 5.

Mientras esto sucede, las distintas administraciones, con el Ministerio de Sanidad al frente, se esfuerzan por localizar los productos sanitarios necesarios para proteger a los profesionales (más de 16.000 ya habían dado positivo a primeros de abril) y los tests necesarios para poder aproximar las cifras a la magnitud real del coronavirus en España. Esta magnitud parece muy superior, si pensamos en los numerosos casos leves sin diagnosticar y en los propios datos de Metroscopia: entre el 1 y el 2 por ciento de los encuestados aseguran haber pasado el coronavirus, lo que arrojaría una cifra de positivos comprendida entre las 450.000 y las 900.000 personas.

Por delante tenemos, de momento, incertidumbre. Tres semanas después de que se decretase el estado de alarma aún no sabemos si éste tendrá que prolongarse durante todo el mes de abril, o incluso más allá. Tampoco sabemos cómo se levantarán las restricciones, aunque todo apunta a que será de forma lenta y gradual. Asimismo, el reconocimiento por China en los últimos días de más de 1.500 nuevos casos positivos pero asintomáticos y la alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud para localizar a este tipo de pacientes arrojan dudas sobre qué pasará el día 1 post-cuarentena, si los casos asintomáticos vuelven a las calles.

Al tiempo que asistimos a esta crisis desde nuestros hogares, una pregunta que surge de forma recurrente durante estos días es: ¿qué sistema sanitario saldrá de la crisis del coronavirus? ¿Se recuperará el sistema sanitario español, considerado como uno de los mejores del mundo, del vuelco que se ha producido en la percepción de su solidez entre los ciudadanos españoles, según los últimos datos? Los próximos meses serán fundamentales para dar respuesta a esta pregunta sabiendo, como hemos dicho, que el reconocimiento de los profesionales sigue en máximos.

Estos serán algunos de los elementos que vertebrarán previsiblemente esta reflexión:

• El Ministerio de Sanidad, que durante las negociaciones políticas parecía suscitar escaso interés por falta de peso político, puede convertirse tras esta emergencia sanitaria en el centro del debate y de la refriega política.
• Será necesaria una reflexión profunda sobre la financiación de los servicios públicos, la estabilidad laboral de los profesionales (que encadenan decenas de contratos temporales) y la falta de medios.
• No es descartable tampoco que se ponga encima de la mesa, por parte de algunas fuerzas políticas, la necesidad de recentralizar las competencias sanitarias como paso necesario para garantizar que el Estado se prepara para dar una respuesta unánime, equitativa y eficaz ante un posible repunte de la pandemia en los próximos meses o una futurible nueva crisis de salud pública.

Será importante, además, que este análisis incluya algunas de las enseñanzas aprendidas en esta crisis:

• Una de ellas, la monitorización de determinados pacientes desde sus domicilios. Esta es una realidad que ya existe en algunos países ante determinadas enfermedades crónicas y que la crisis del coronavirus ha demostrado que también es posible en España.
• Otra, la necesidad de extender la medición de los resultados en salud, pues seguir midiendo la eficacia del sistema sanitario en forma de camas, número de altas hospitalarias o longitud de las listas de espera resulta insuficiente, como estamos viendo.
• Finalmente, será necesario poner en valor el papel de la industria que, desde el primer momento, se ha puesto a disposición del Gobierno para dar respuesta a esta crisis. Las compañías llevan años desarrollando iniciativas destinadas a mejorar la formación de los pacientes, trasladar la innovación al sistema, garantizar la buena gestión y la sostenibilidad, etc. Ellos también habrán de tener un papel relevante en la reflexión que surja de toda esta crisis.

Dicen los datos de Metroscopia que un 50% de los españoles salen cada día a las 20 horas a su ventana o balcón para aplaudir al personal sanitario, y que 9 de cada 10 ciudadanos piensan que los profesionales están preparados para hacer frente a esta crisis. Tenemos, por tanto, las bases para construir, tras la crisis del coronavirus, un sistema sanitario renovado, sólido y preparado para el futuro. Necesitamos, para ello, una reflexión profunda que requerirá de unidad, altura de miras, amplia participación y, sobre todo, humanidad.