El 19 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, una fecha que se marcó en el calendario para visibilizar los obstáculos que se encuentran las mujeres al lanzarse a la piscina del emprendimiento.
Para poder entender todo lo que hay detrás de la figura de la mujer emprendedora en nuestro país, es importante conocer cómo se gestó esta celebración, los datos que demuestran las dificultades con las que se encuentran las mujeres a la hora de emprender y cuál es el perfil que tienen.
La historia del Día de la Mujer Emprendedora
Si bien la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948, recogía la igualdad de género, no fue hasta 1975 cuando se celebró la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, gracias a la fuerza que ganaron las reivindicaciones de distintos colectivos de mujeres durante los años 70. Aunque la idea de visibilizar el papel de la mujer se hizo un hueco en la agenda a partir de ese momento, todavía era difícil asociar las ideas de liderazgo y de emprendimiento con las mujeres.
Fue la emprendedora y presentadora de televisión americana, Wendy Diamond, la que en 2014 utilizó su posición privilegiada para exponer que hay un sinfín de mujeres por todo el mundo que, a pesar de cualquier subestimación o prejuicio, se han atrevido a crear una empresa o un negocio desde cero. El debate caló tan hondo en la esfera mediática que la Organización de las Naciones Unidas no tuvo más remedio que recoger el guante. Así, hace siete años, la ONU declaraba de manera oficial el 19 de noviembre como el Día Internacional de la Mujer emprendedora.
Los datos de la desigualdad en el emprendimiento
El Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) España 2020-2021 presentado en junio de este año ya avisaba de que la crisis de la COVID-19 ha supuesto en 2020 un parón en la actividad emprendedora, siendo más notorio en el caso de las mujeres. Este descenso se ha producido especialmente en las iniciativas que comienzan su actividad (menos de cuatro meses) o en las potenciales, donde apenas superan el 40 %.
En este sentido, se observa que todavía persisten algunos estereotipos en el mundo empresarial. Por ejemplo, la menor inversión en proyectos desarrollados por mujeres explica que el 60 % de las que se lanzan a emprender abandonen el proceso, tal y como refleja un estudio realizado por Acción contra el Hambre durante los años 2018-2020.
Por otra parte, el Mapa del Emprendimiento 2021 de South Summit, centrado en el ecosistema de los startups, pone de relieve la gran diferencia de participación en el sector entre hombres, que representa un 80 %, y mujeres, que solo llega a un 20 %.
Esta estadística demuestra que, en determinados sectores, ellas representan un número menor del total que se decide a emprender, debido a factores como el conocido como ‘síndrome del impostor’, que afecta un 18 % más a las mujeres y que es aún más grave en las que están altamente formadas (según un informe de Access Commercial Finance). Este fenómeno se basa en un prisma de inseguridad que fuerza a la persona que lo experimenta a no sentirse capaz de desempeñar su trabajo o sentirse menos preparada que su entorno. El síndrome del impostor es producido en la mayoría de los casos por las situaciones de injusticia que ha experimentado la persona que lo sufre.
Además, en el caso de la innovación y tecnología que caracteriza a las startups, hay que tener en cuenta la baja representación que tienen las mujeres en los libros de texto. Según el Libro Blanco de las mujeres en el ámbito tecnológico, a los seis años, cuando comienza la educación obligatoria, los niños y niñas ya llegan con ideas preconcebidas, especialmente en lo relacionado con los roles de género. Así, el documento señala que las asignaturas de ciencias mantienen un porcentaje de presencia femenina en torno al 8 % por debajo de la media y en concreto la presencia femenina en tecnología no supera el 1 %.
El perfil de la mujer emprendedora en España
Aunque aún queda mucho camino por recorrer, gracias a los datos de los últimos años es posible celebrar pequeñas victorias. Mirando la estadística de 2019 se puede ver que, en nuestro país, por cada 10 hombres emprendedores, hay 9 mujeres, frente a la media europea de 6. De hecho, entre 2007 y 2017 la brecha de género se ha estrechado en España un 36 %, señalaba el Informe Especial Global Entrepreneurship Monitor de 2017. Asimismo, se recalcó que desde 2014 a 2016 la tasa de actividad emprendedora femenina mundial aumentó un 10 %.
Al hablar del perfil de la mujer emprendedora que continúa demostrando que la igualdad entre hombres y mujeres es posible en España, hay que tener en cuenta diversos aspectos. Las características que más destacan de la emprendedora española son que suele tener entre 25 y 34 años; el 70 % del total decide emprender por necesidades del mercado; y, más de la mitad, tiene estudios universitarios. No obstante, solo un 20 % espera generar más de 6 empleos en los próximos años.
Cabe destacar que, las emprendedoras de nuestro país están haciendo lo posible por igualar la balanza en este sector. Así lo refleja un estudio realizado por ATA (Asociación de Autónomos) en 2019, según el cual hay un 12,1 % de mujeres que compaginan un trabajo por cuenta ajena con el emprendimiento. De hecho, el emprendimiento se ha convertido en una herramienta muy útil para reducir la brecha salarial que continúa siendo preocupante en España; las mujeres ganan casi un 20 % menos que los hombres, algo más de 5.000 euros al año, de acuerdo con las últimas cifras del INE (Instituto Nacional de Estadística).
En definitiva, la mujer española está realizando un gran esfuerzo por posicionarse en el tejido empresarial de nueva creación. En los últimos años se ha iniciado un buen camino para conseguir un objetivo común: un mundo más igualitario.