La Huella de Carbono Digital: un desafío para la Sostenibilidad en la Comunicación
28 de enero de 2025 Por Marina Gonzalez y Ana Simancas
En ocasiones, cuando hablamos de sostenibilidad empresarial no contemplamos el impacto medioambiental que puede tener la comunicación digital, un elemento fundamental de la estrategia de comunicación corporativa que nos permite conectar con todos los stakeholders de la compañía.
Sin embargo, cada clic, cada consulta web, correo electrónico o videollamada… en definitiva, cualquier toma de contacto con el ecosistema digital, tiene un impacto que es invisible pero real: la huella de carbono digital.
¿Qué es la huella de carbono digital?
La huella de carbono digital son los gases de efecto invernadero emitidos durante el uso de tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Esta comprende desde la fabricación de dispositivos electrónicos, hasta el funcionamiento de los centros de datos, así como la elaboración de un plan estratégico de comunicación y la publicación de contenido, entre otras acciones. En definitiva, cada etapa del ciclo de vida digital, desde la creación al consumo, tiene un impacto en nuestro planeta.
Impacto en cifras
Entender el consumo energético y las emisiones de dióxido de carbono asociadas a la comunicación digitales complejo. No obstante, las cifras arrojan datos muy ilustrativos como, por ejemplo, si internet fuese un país, sería el cuarto emisor de gases de efecto invernadero del mundo.
Un ciudadano promedio emite aproximadamente 303 gramos de dióxido de carbono al día con su presencia en redes sociales, lo que al año se traduce en 110 kilogramos. Esto es el equivalente a recorrer 2.664 kilómetros en coche, es decir, ir de Madrid a Berlín en coche o como un vuelo de Madrid a Londres.
La elaboración de un plan de comunicación digital, dependiendo de su profundidad, puede suponer unas emisiones de entre 4 y 6 kilogramos de CO2, lo que equivaldría a recorrer entre 100 y 135 km en coche.
Al optar por la implementación de un plan de comunicación digital sostenible, no solo reducimos nuestra huella de carbono digital, sino que también optimizamos nuestros recursos y mejoramos la eficiencia de nuestra comunicación.
El rol de las empresas en la descarbonización digital
Lo cierto es que, aunque hay elementos que se escapan de su control, las empresas tienen capacidad de reducir su huella de carbono digital. La selección de proveedores o plataformas, el uso de equipos tecnológicos eficientes, y la creación responsable y eficiente de contenido son claves en el proceso de descarbonización de la comunicación de la compañía.
Además, como grandes consumidoras de servicios digitales, tienen una responsabilidad clave en la reducción de su huella de carbono digital. No solo por el impacto ambiental, sino también por las ventajas competitivas que conlleva una estrategia de sostenibilidad.
- Mejora de la reputación de marca: los consumidores son cada vez más conscientes de los impactos ambientales y prefieren empresas comprometidas con la sostenibilidad.
- Atracción y retención del talento: los empleados jóvenes buscan trabajar en empresas con valores alineados con sus propios principios.
- Reducción de costos: optimizar el consumo energético y adoptar tecnologías eficientes puede generar importantes ahorros a largo plazo.
Por supuesto, hay ciertas medidas que contribuyen a reducir la contaminación digital que generamos tanto a nivel individual como en el plano de la compañía, pero, sin duda, la alternativa más eficiente para reducir las emisiones de dióxido de carbono asociadas a la actividad digital es el uso de energías renovables y reducir la energía que requieren sus procesos.
Para conocer más en profundidad el impacto de nuestra actividad digital en el medioambiente, puedes descargar el informe “Sostenibilidad y huella ambiental digital: una responsabilidad empresarial”, elaborado conjuntamente por las áreas de Comunicación Digital y de Negocio Sostenible de Kreab España y en el que detallamos cuál es el impacto de la comunicación digital y qué medidas podemos tomar para reducir las emisiones de dióxido de carbono asociadas a nuestra actividad.