La comunicación, clave para la transición hacia el vehículo eléctrico
9 de septiembre de 2024 Por Nadia Segura
En los últimos años, Europa ha tomado un rumbo decidido hacia el vehículo eléctrico, impulsada por la urgencia de combatir el cambio climático, reducir la contaminación urbana y promover una movilidad más sostenible. Sin embargo, el éxito de este camino no depende solo de una cuestión de tecnología o infraestructura; es, además, un desafío de comunicación.
En el Día Mundial del Vehículo Eléctrico, que se celebra hoy como cada 9 de septiembre desde 2020, se busca concienciar a ciudadanos, organizaciones y decisores políticos, sobre la importancia de migrar la movilidad hacia la energía eléctrica sostenible. Y es que la percepción pública sobre el vehículo eléctrico aún está en proceso de evolución. A pesar de los esfuerzos de comunicación y divulgación por parte de los diferentes agentes —gobierno, fabricantes de automóviles, organizaciones ecologistas, etc.—, persisten muchos mitos, como que no son adecuados para viajes largos o que las baterías deben ser reemplazadas con frecuencia con un alto coste, lo cual no es necesariamente cierto con la tecnología actual.
Malentendidos y desinformaciones que se combaten con diferentes iniciativas y campañas de comunicación, pero cuya efectividad todavía no es uniforme ni lo suficientemente impactante como para cambiar de manera decisiva la percepción pública y fomentar una adopción masiva de estos vehículos.
En España, la promoción del uso del coche eléctrico ha mejorado en los últimos años, si bien es cierto que aún tiene un largo camino por delante. El gobierno, por ejemplo, ha lanzado programas como el Plan MOVES, que ofrece incentivos económicos para la compra de vehículos eléctricos y la instalación de puntos de recarga, pero la difusión de estas iniciativas no siempre ha sido clara o calado lo suficiente. Muchos potenciales compradores no están bien informados sobre los beneficios fiscales y los subsidios disponibles, y la burocracia y la complejidad del proceso de solicitud solo hacen que se limite aún más el impacto de estas medidas.
En cuanto a la infraestructura, a pesar de que se han realizado esfuerzos significativos para aumentar el número de puntos de recarga, especialmente en áreas urbanas, la percepción de que es insuficiente persiste entre los ciudadanos. Una comunicación más efectiva que informe sobre la ubicación y disponibilidad de los puntos de recarga podría reducir la ansiedad de autonomía, que todavía afecta a muchos conductores.
Los fabricantes de automóviles, por su parte, han intensificado sus esfuerzos de comunicación para promover sus modelos eléctricos, pero estas campañas a menudo se centran más en las características técnicas y los avances tecnológicos de los vehículos que en abordar directamente las preocupaciones de la sociedad. Asimismo, la comunicación sobre los beneficios a largo plazo, como los menores costes de mantenimiento y el ahorro en combustible, tampoco ha sido clara y contundente.
Desde el ámbito corporativo, las empresas de energía encargadas de la expansión de la infraestructura de carga también juegan un papel fundamental en esta transición. Su comunicación se ha centrado en la accesibilidad y conveniencia de estas infraestructuras y en el uso de energías renovables para alimentar estas estaciones, destacando el compromiso con una movilidad verdaderamente sostenible.
Los medios de comunicación, en su rol de informadores y formadores de opinión pública, han jugado un papel dual en la promoción del vehículo eléctrico. Durante años han tenido un enfoque mixto, alternando reportajes optimistas sobre el futuro de la movilidad eléctrica con artículos más críticos sobre sus retos y complicaciones. Y aunque en los últimos tiempos ha habido un cambio notable hacia una narrativa más favorable, aún es insuficiente para cambiar significativamente la percepción pública.
Y como no podía ser de otra forma, la comunicación directa entre ciudadanos merece una atención especial en un mundo cada vez más interconectado. Las redes sociales y otras plataformas han emergido como fuentes clave de información y persuasión, de tal forma que las decisiones de compra se toman, en parte, a partir de las experiencias compartidas por otros consumidores. Así, los conductores que usan vehículos eléctricos tienden a ser defensores apasionados de esta tecnología, compartiendo sus experiencias positivas y ayudando a disipar temores y mitos. Este tipo de comunicación entre pares es especialmente importante para romper con las barreras psicológicas y culturales que aún existen en torno a los vehículos eléctricos, fomentando una mayor disposición a considerar la transición hacia esta nueva forma de movilidad.
En definitiva, la adopción del vehículo eléctrico ha experimentado una evolución considerable en los últimos años en España, pero aún queda mucho trabajo de divulgación por hacer. La clave reside en una comunicación más clara, accesible y orientada al ciudadano, que aborde las preocupaciones comunes y destaque los beneficios de manera convincente. Solo así se podrá construir una base sólida de confianza y conocimiento que impulse a más personas a dar el paso hacia la movilidad eléctrica.