El valor de las preguntas en el momento en el que la IA nos da todas las respuestas
10 de abril de 2024 Por Beatriz Portero
La capacidad de la IA generativa para interactuar con nosotros mediante el lenguaje natural ha revolucionado la forma en la que se nos ofrece información y obtenemos respuestas a nuestras preguntas. Los expertos consideran que esta capacidad supondrá la “democratización” de esta herramienta, no sé si estoy del todo de acuerdo con ellos, ya que como con cualquier otra tecnología su uso dependerá del acceso que se tenga a ella, a las versiones más mejoradas y modernas y al coste que esto tenga. También dependerá de la capacidad humana para saber sacar todo su partido. Es decir, en medio de esta avalancha de contestaciones instantáneas, nos daremos cuenta de que el verdadero valor no residirá en las respuestas, sino en nuestra propia destreza para saber el por qué, cuándo y cómo formulamos nuestras preguntas.
La IA generativa nos brinda soluciones rápidas y precisas, pero su capacidad para generar preguntas significativas y reflexivas es limitada. Aquí es donde entra en juego la creatividad humana y la capacidad para plantear dudas que desafíen nuestros supuestos y amplíen nuestra comprensión.
La curiosidad humana es un motor poderoso que impulsa la innovación, el descubrimiento y el progreso. Desde siempre, la civilización ha estado motivada por el deseo de comprender el mundo que nos rodea, y este hecho sigue persistiendo. Sin embargo, ahora en un momento donde la información está omnipresente, la habilidad para formular las preguntas correctas se vuelve aún más crucial. Dudas que nos lleven más allá de lo evidente, que nos desafíen a explorar nuevas ideas y perspectivas. En lugar de conformarnos con una simple contestación, debemos buscar profundizar en la raíz de los problemas, cuestionar nuestras suposiciones y considerar múltiples puntos de vista.
Por otro lado, es fundamental reflexionar sobre la idoneidad de las respuestas que obtenemos. En un mundo saturado de información, la capacidad de discernimiento se convierte en un activo de incalculable valor. ¿Es la respuesta que recibimos verdaderamente relevante para nuestra búsqueda? ¿Es precisa y confiable? ¿Se alinea con nuestros objetivos y valores?…
Son las preguntas las que nos llevan más allá de lo conocido y nos abren las puertas hacia un mayor entendimiento y descubrimiento. Su importancia se extiende a todos los aspectos de la vida humana. Y así en el mundo empresarial, y concretamente en el mundo de las consultoras de comunicación la capacidad para reflexionar, para formular preguntas inteligentes y precisas nos ayuda a impulsar la resolución creativa de nuestras labores diarias. En nuestras relaciones con clientes, hacer las cuestiones adecuadas nos permite comprender mejor su situación, sus necesidades e incluso fortalecer nuestros vínculos sustentándonos en la seguridad y la confianza.
Es posible que poco a poco el avance de la IA generativa desprenda de valor las labores más relacionadas con la redacción de contenidos. Entonces el verdadero reto será entrenar nuestra capacidad para formular cuestiones más inteligentes y reflexivas que nos lleven a ofrecer un valor más estratégico, potenciando que, a diferencia de las “máquinas”, sepamos dar respuestas más acertadas, reflexivas y certeras. Es decir, que aprendamos a saber anticiparnos y sobre todo a ver más allá de lo evidente.