
Día Internacional de la Televisión: Una lucha por la audiencia cada vez más complicada
20 de noviembre de 2025 Por Antonio San José
En el Día Internacional de la Televisión nos detenemos un minuto a mirar con atención a este medio que forma parte indeleble de nuestras vidas.
Los sucesivos informes de InfoAdex continúan manteniendo a la televisión como el primer medio por volumen de inversión publicitaria en España, pero, pese a ello, este organismo alerta de una significativa disminución del 5,9% en el primer semestre de 2025, lo cual refleja un cambio de tendencia en los usos y costumbres de la sociedad, especialmente de sus segmentos más jóvenes, que ya no consumen el medio de la misma forma que lo hicieron las generaciones anteriores.
De un lado, los adolescentes y estudiantes universitarios han dejado de lado la pantalla tradicional para acceder a contenidos audiovisuales (concretos y elegidos) desde las pantallas de sus ordenadores, tablets y smartphones. Por otro lado, los profesionales que se incorporan a una cierta independencia económica optan por los contenidos que ofrecen las plataformas OTT de pago, abandonando también el consumo a través del televisor tradicional. Todo esto hace que el medio esté experimentando una disrupción, aún incipiente, que puede desembocar en un cambio de paradigma similar al que lleva afectando, desde hace muchos años, a la prensa escrita.
Hablamos de una tendencia, no de un hecho consumado, pero lo cierto y verdad es que los hábitos de consumo televisivo están cambiando aceleradamente y eso hace que las cadenas generalistas desarrollen plataformas propias de pago para competir con las grandes ofertas que ofrecen Netflix, Disney, Movistar, Apple, Filmin o Prime Video. Una tendencia imparable y exitosa que se ha visto incrementada en la oferta de versiones más económicas de algunas de estas plataformas a cambio de la inclusión de publicidad en medio de las series, películas o programas de su oferta.
El medio televisivo continúa siendo, a pesar de todo, el predilecto para una abrumadora mayoría de la sociedad. Las cifras son elocuentes: cada día cerca de 28 millones de ciudadanos ven la televisión lo que supone, aproximadamente, un porcentaje de entre el 60% y el 62% de la población. Si ese dato es revelador, también lo es conocer que el tiempo medio de consumo televisivo en nuestro país llega hoy a los 171 minutos diarios (entre 2 horas y 51 minutos y 3 horas) según datos del pasado año, una cifra que, no obstante, supuso un descenso del 5,5% con respecto al ejercicio anterior. La tendencia, como se observa, es a la baja, aunque el medio goce todavía de una excelente salud.
En esta jornada mundial en la que miramos a las cadenas, a los programas y a sus profesionales, quizá deberíamos plantearnos cambiar el concepto con el que hasta ahora nos hemos referido a la televisión. Antes era una pantalla principal y varias secundarias por familia, hoy, la realidad se impone y el uso de dispositivos personales ha supuesto una fragmentación de las audiencias alimentada, además, por una multiplicidad de ofertas audiovisuales como nunca antes habíamos conocido.
En el fondo, y si lo analizamos con perspectiva, está ocurriendo exactamente lo mismo que pasó en su día con la radio. En los años cuarenta y cincuenta, los hogares se unían cada noche en torno a un gran receptor de válvulas en el que se escuchaban las emisiones más populares de la época. Las noticias, la música, los concursos y los contenidos culturales llegaban a las casas por las ondas hertzianas de la radio cuando aún no había nacido la televisión. El cambio de aquellos usos y costumbres se produjo a consecuencia de la tecnología. La sustitución de aquellos grandes armatostes por pequeños aparatos, tras la invención de los transistores, posibilitó que la unidad familiar continuará escuchando la radio pero que cada miembro de la misma pudiera optar por un contenido diferente (deportes, música a través de la FM, informativos…). No cambió la aceptación del medio, sino la forma de consumirlo. Lo mismo ocurre ahora con la televisión. La necesidad y el gusto de consumir contenidos audiovisuales no va a acabar, lo que pasa es que ahora ese hábito está individualizado y permite un acceso directo con los propios dispositivos personales, especialmente los teléfonos, instrumentos que cada vez los más jóvenes utilizan menos para hablar.
Otra característica es la aparición de comunidades de espectadores que están comentando lo que aparece en las pantallas en tiempo real a través de un fenómeno conocido como “doble pantalla”. La tele ya no se ve en familia o en solitario, ahora se analiza, comenta, critica y disfruta en un entorno de amigos, compañeros o colegas de trabajo que permite una interactividad inédita hasta hace algún tiempo. Un fenómeno que está cambiando significativamente la forma en que los creativos se plantean actualmente los nuevos formatos.
La realidad, el mundo, las cosas que pasan y que nos importan, todo ocurre en color y en imágenes, es lógico, por tanto, que queramos conocerlo de esta misma forma y por eso la televisión es un medio absolutamente imbatible aunque acuse algunos cambios y ciertas disrupciones a las que tendrá que adaptarse forzosamente para continuar reinando en los nuevos tiempos.
Hoy es el Día Internacional de la Televisión y, por tanto, una buena oportunidad para detenernos un minuto, mirar con atención a este medio que forma parte indeleble de nuestras vidas y agradecerle el hecho de que se haya convertido en una ventana al mundo sin la cual ya no sabemos mirar al exterior.


