La Ley de IA de la UE: Un nuevo horizonte para la comunicación

En 2024 las miradas estarán puestas en el mundo de la inteligencia artificial (IA) después de la llegada de la primera propuesta legislativa en materia de IA en diciembre del pasado año. Y es que hablamos de la primera regulación en esta materia a nivel mundial.

Ahora que cada vez más la IA forma parte del día a día de la ciudadanía, Europa ha tomado medidas con el objetivo de proteger los derechos fundamentales de las personas ante la llegada de esta tecnología.

Más allá de los objetivos, uno de los principales puntos de la ley es el de la definición de IA y qué tipos existen para distinguirla de otros tipos de software y definir qué entra o no al amparo de esta ley. Lo que sí está claro es que se aplicará en el ámbito de la UE pero que no se aplicará en áreas como la seguridad nacional, sistemas de defensa, o sistemas con fines de investigación e innovación.

Pero, ¿para qué es necesaria hacer una ley de estas características? Esta surge de la necesidad de definir cuando las IA pueden suponer un riesgo para la sociedad, y en caso de presentar índices que puedan provocar un daño, prohibir su uso. Por tanto, los productos empresariales basados en IA tendrán dos barreras añadidas:

• Estarán sometidos a una evaluación y deberán cumplir con obligaciones específicas de transparencia
• Habrá una Oficina de IA de la Comisión Europea, encargada de supervisar la aplicación de las normativas y fomentar prácticas de prueba.

 ¿Cómo puede afectar esta Ley al sector de la comunicación?

1. Transparencia: las empresas deberán ser claras sobre cómo utilizan la IA y qué impacto puede tener en sus stakeholders.
2. Bases legales y derechos fundamentales: los departamentos legales de las empresas -ya no sólo de comunicación, sino de cualquier sector- tendrán nuevas responsabilidades, como son el estudio del impacto de las IA en la privacidad, la libertad de expresión y otros derechos fundamentales de los usuarios.
3. Sistemas IA de alto riesgo, bajo lupa: se añadirán capas de requisitos y obligaciones a sistemas que puedan considerarse de alto riesgo, un hecho que afecta al nicho de la comunicación en sistemas como los de generación y moderación de contenido, personalización de noticias, o detectores de información falsa.
4. Nueva entidad, nuevas inspecciones: el hecho de que exista una nueva Oficina de la IA implica que habrá una supervisión más activa en diferentes sectores, y el de la comunicación no será una excepción, con inspecciones recurrentes y sanciones en caso de incumplimiento.
5. Nuevas oportunidades: sí, habrá nuevas regulaciones pero este hecho también puede contribuir al desarrollo ético de la IA, y a fomentar la innovación a través de nuevas formas seguras y responsables de utilizar la IA para mejorar la experiencia del usuario.

Aún es pronto, pero quedará por ver cómo se definirán las bases legales de la nueva ley, como se traducirá a la hora de definir qué se categoriza como IA de alto riesgo, y cómo actuará el nuevo organismo de control.